MARCO TEÓRICO
Los actos humanos aprendidos por repetición, tanto buenos como malos, se conocen como hábitos. Los buenos hábitos, aplicados a la salud, la alimentación y el estudio, traen como resultado el desarrollo de las metas y la superación del individuo (Hernández, Rodríguez, Vargas, 2012).
Debido a que la mayor parte del tiempo las personas se la pasan corriendo de un lugar a otro, muchas veces comen lo que está a su alcance y en muchas ocasiones no es lo más saludable, situación que al paso del tiempo repercute directamente en nuestro cuerpo (Mebarak, De Castro, Salamanca, 2009)
La mayor parte de la población deja de lado el cuidado de su salud y no valora que sin ésta es poco lo que se puede hacer. Tomar conciencia de los cuidados que le damos a nuestro cuerpo permitirá que la población padezca menos enfermedades e incluso viva más feliz (Mebarak, De Castro, Salamanca, Quintero, 2009).

Pensemos en la perfecta organización que realiza nuestro cuerpo respecto a los diferentes aparatos y sistemas que posee y comparemos nuestro cuerpo con cualquier aparato que hayamos utilizado en nuestra vida: ambos requerirán mantenimiento, de lo contrario fallarán o se atrofiarán (oxidarán, se descomponen, etc). Por tanto, nuestro organismo requiere de hábitos saludables para mantenerse funcional. De no cuidarlo, tendrá diversas complicaciones que terminarán en la pérdida del estado de salud y, por consecuencia, en el desarrollo de enfermedad (Mebarak, De Castro, Salamanca, 2009).
Hay que poner atención en lo que el organismo requiere y comprometerse a auto-cuidarse (Oliver, Albornoz, López, 2011).

Es necesario que en la infancia se adquieran rutinas saludables teniendo en cuenta su fisiología, su ambiente familiar y social (Maya, Naranjo, 2015)
Los hábitos de actividad física son de gran importancia en el ser humano (Gallegos, Extremera, Fuentes, Molina, 2014)
Mucho se ha investigado acerca de los factores que inciden en el hábito de estudio de los jóvenes; algunas investigaciones relacionan los hábitos de estudio con una adecuada alimentación y actividad física regular, lo cual tiene implicaciones en la actitud de los estudiantes frente al estudio (Hernández, Rodríguez, Vargas, 2012)
Sin duda es importante que cuando el adolescente se aleje más de comer en casa por el incremento de actividades que tenga que realizar fuera de ella, se tenga que seguir poniendo especial cuidado en los alimentos que elige y así no pierda la costumbre de tener una buena alimentación (García, García, Tapiero, Ramos, 2012)

El estrés en sus diferentes presentaciones tiene un impacto negativo en el desempeño de los individuos. Los errores derivados de estos factores estresantes varían dependiendo de la magnitud de los mismos, de tal suerte que el individuo puede desviar su atención hacia ese estímulo estresante, incrementando el error (Alvarado, Arroyo, Castro, 2012)
El estrés constituye uno de los factores psicosociales más relevantes en la actualidad, relacionándose con la aparición de enfermedades, el pobre desempeño de los individuos, el mal manejo de las situaciones, la frustración al enfrentar los retos y desafíos escolares, etc. El conjunto de actividades escolares puede representar un estresante y una fuente de ansiedad para los estudiantes y ello tiene implicaciones en su bienestar psicológico y físico (Felman, 2008).
Dentro de los procesos que regulan el adecuado funcionamiento del organismo, el sueño es uno de los fenómenos normales y de gran importancia para que éste funcionamiento se logre (Carrillo, Ramírez, Magaña, 2013).

Muchos estudios recientes han mostrado que el sueño genera un efecto benéfico para la memoria y las funciones cognitivas en general, de tal suerte que los individuos que tienen una adecuada higiene del sueño, presentan mejor funcionamiento de los dos tipos de memoria, la declarativa y la procedimental (Carrillo, Ramírez, Magaña, 2013).
La higiene del sueño es fundamental para un adecuado funcionamiento del organismo. Muchos estudios han demostrado que una mala calidad del sueño se relaciona con la aparición de enfermedades que deterioran la calidad de vida e incrementan costos en salud (Alvarado, Arroyo, Castro, 2012).

En países industrializados, la expectativa de vida de la población es mayor que en los países en vías de desarrollo; sin embargo, los países subdesarrollados parecen tener mayor población adulta mayor. El envejecimiento va acompañado de enfermedades y es raro encontrar a un sujeto que envejezca sin evidencia de alguna otra enfermedad. Hay que recordar que el envejecimiento como proceso biológico, se manifiesta en un deterioro de la actividad física y mental, así como con un aumento en el riesgo de muerte conforme el tiempo avanza (Pascual, 2016).
La capacidad aeróbica de hombres y mujeres sedentarios entre los 60 y 80 años de edad puede mejorarse si se tiene adecuado entrenamiento físico. Es bien sabido que desde los 20 años de edad, los individuos tienen mayor concentración de sustancias relacionadas con el envejecimiento celular y el deterioro orgánico, por lo que, la capacidad aeróbica (dependiente de oxígeno) puede ayudar a nuestras células a deshacerse de esos agentes nocivos moleculares y de alguna manera retrasar el proceso de envejecimiento celular (Pascual, 2016).

El objetivo es, pues, que los individuos comprendan que una mala alimentación y la falta de actividad física favorecen el envejecimiento patológico. Lo ideal es que la población aprenda adecuados hábitos higiénico-dietéticos para envejecer de la mejor forma posible y retrasar la aparición de enfermedades crónico-degenerativas muy relacionadas con el estrés, la falta de ejercicio y una mala alimentación (Pascual, 2016).

Si tenemos en cuenta que la salud no es sólo la ausencia de enfermedad; y que se debe atender en su preservación y promoción, no sólo a los aspectos físicos, sino también a los psíquicos y sociales; la salud puede considerarse en términos de capacidad y posibilidad de satisfacer necesidades vitales, entre las cuales incluimos la autonomía, la alegría y la solidaridad. La salud también implica lucha y negociación con el medio ambiente, tanto a nivel individual como colectivo, y guarda relación con las condiciones de trabajo. Para la OMS y la OPS, la promoción de la salud en el lugar de trabajo incluye la realización de una serie de políticas y actividades en los lugares de trabajo, diseñadas para ayudar a los empleadores y trabajadores en todos los niveles a aumentar el control sobre su salud y a mejorarla, favoreciendo la productividad y competitividad de las empresas y contribuyendo al desarrollo económico y social de los países (Casas, 2006).
No importa qué lejos hayas ido en la dirección incorrecta, siempre hay una oportunidad de dar la vuelta y continuar por un mejor camino.

La fórmula se trata simplemente de reemplazar los malos hábitos por hábitos saludables y ya.
Los malos hábitos afectan tu vida, ponen en peligro tu salud y te restan energía física y mental.